jueves, 30 de septiembre de 2010

El Bocón: ¿Dónde está el corrector?

Soy un lector de El Bocón, un diario deportivo. Se puede hablar de tantas cosas de un periódico. Si su línea editorial es ética, si se dedican a levantar falsos testimonios, si son mercenarios, si pagan poco o decentemente a sus redactores, si respetan la cadena de producción editorial que todo medio que trabaje con un «texto» debe tener. Y de tantas cosas. Pero hoy solo voy a circunscribirme al trabajo de corrección. Al parecer, en El Bocón o no hay correctores o hay alguno muy malo. Entre las varias erratas que se pueden detectar cada día, voy a poner la más graciosa de hoy. En algún lado me dijeron que luego de mis correcciones antes de entregar un artículo, debería leer una vez más el título, subtítulo, el primer párrafo, las negritas y las leyendas de todo el artículo. Pues bien, en este diario sale cada cosa, que se nota que no hay la «última revisión», quizás no haya ninguna, además de las que hace el mismo redactor trasnochado. Veamos lo siguiente:


En cuatro líneas un sinnúmero de errores. El más anecdótico el híbrido entre Héctor Lavoe y Rubén Blades, cuando debió ser solo Rubén Blades. ¿Dónde está el corrector?

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